Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 17 de enero de 2015

ESTOY ENFERMO, SEÑOR



Me siento enfermo y necesito la medicina que me cure. Mi enfermedad me esclaviza y me somete a las pasiones de mi propia naturaleza. No soy dueño de mi mismo. Me siento dominado por mi soberbia, orgullo, vanidad, placeres y egoísmos. Y eso hace que haga cosas y actos contrarios a los que deseos hacer. Sí, me siento mal y pecador. Muchas veces lo confieso en mis reflexiones prebautismales.

Los que acudimos al Señor y frecuentamos la Penitencia ( sacramento de la confesión) y la Eucaristía, lo hacemos porque nos sentimos pecadores, y necesitamos perdón. Necesitamos ser curados de nuestros pecados que pierden nuestra alma. No pensemos que los que nos sentamos a la mesa del Señor somos los elegidos por nuestra limpieza y bien actuar. ¡No!, todo lo contrario.

Somos elegidos por nuestros pecados. Y nos sentamos porque queremos y sentimos necesidad de ser perdonados, curados y limpios de pecados. Danos, Señor, la perseverancia, la fortaleza y la voluntad de no dejar nunca de acudir a tu Mesa, para en ella ser purificados, lavados, perdonados, alimentados y fortalecidos en la lucha diaria contra el pecado. 

Gracias Señor por tu Misericordia y porque nos das esperanza de perdón. Gracias porque has venido, Tú nos lo dices, para salvar a los enfermos, y nosotros lo somos. Por eso, Señor, acudimos a Ti.  Amén.

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