Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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viernes, 26 de marzo de 2021

¿CÓMO ORAR, SEÑOR?

 

 

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

 

Experimento que cada día me cuesta más rezar. Mi oración se vuelve más pesada, más rutinaria y más torpe. Llego a preguntarme si realmente sé orar, o, al menos lo hago bien. Mi conclusión es negativa. Creo que no sé orar y que mis oraciones son malas. Eso no significa que mis intenciones sean buenas, pero, mi disponibilidad, ¿es total? ¿Es mi Dios mi primera opción o hay condicionantes?

Sin lugar a duda, las hay. Creo que si Dios me hablara como hizo a María y José, no respondería como hicieron ellos. Ahora mismo mi fe es débil y no experimento que le dijera: "Hágase tu Voluntad". No me da miedo decirlo y confesarlo. A Dios no se le puede engañar, Primero, porque, sé, Señor, que Tú lo sabes; segundo, porque, solo reconociendo mis pecados puedo depositarlos en tus Manos Misericordiosas para que sean purificados y limpiados.

A veces pienso que, quizás, esa debilidad me conviene, porque, gracias a ella, me sostengo en la esperanza de tu Misericordia y en la lucha de cada día por ser un poco mejor. Sé que Tú me conoces y me amas tal y como soy, y buscas mi salvación. Por tanto, perseverar en esa esperanza me fortalece aguardando ese día que tu decidas cambiar mi corazón viejo y endurecido por un corazón nuevo y renovado en tu Amor. Por eso y en eso, continúo detrás de Ti.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

DANOS NUESTRO PAN DE CADA DÍA


Todos queremos más y cuando se nos presenta la oportunidad atesoramos dinero y bienes, e incluso víveres para reforzar nuestra seguridad. Es algo que con esta pandemia hemos incluso experimentado. Sin embargo, esa actitud de guardar y atesorar descubre en cada uno de nosotros cierto aislamiento y cerrazón a compartir. Y nos resistimos a salir de nuestro cascaron. Pensar en las necesidades de los demás nos cuesta y nos interpela al mismo tiempo.

La actitud de Jesús hoy, en el marco de preocuparse por todos aquellos que, posiblemente le han seguido por intereses materiales de salud, nos mueve a hacer otro tanto también nosotros. Quizás nos movemos por el pan material y es eso lo que nos interesa, pero, es por ahí por donde empieza la llamada y la evangelización, quitar el hambre y la sed física para luego ofrecer el alimento verdadero que quita la sed y el hambre para siempre. Esa agua viva que salta a la Vida Eterna.

Por eso, Señor, desde este rincón te pedimos estar abiertos y disponibles a compartir nuestras capacidades y bienes, tanto intelectuales como físicos, con todos aquellos que los pueden necesitar y darle buen uso. No se trata de derramar sino de aprovechar y darle un uso útil a todo aquello que tenemos y podemos poner al servicio de los más necesitados. Danos, Señor, esa Gracia y esa actitud de compartir nuestro alimento material y espiritual. Amén.

jueves, 16 de mayo de 2019

EL PODER DEL SERVICIO

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Lamentablemente sabemos que Jesús ha venido no a ser servido sino a servir, pero, al parecer, el hombre, incluso creyente no está por la labor. Usamos nuestro poder para ser servidos y no para servir. Por eso, el poder explota y se sirve de los débiles y nacen las injusticias y los abusos. 

Hoy queremos pedir para que el hombre y la mujer se pongan al servicio los unos de los otros. Empezando por aquellos que están más dotados y que la vida, quizás les haya dado más oportunidades de formarse o de desarrollar sus habilidades y talentos. El mayor poder es servir a los más pequeños y necesitados. Es eso lo que nos encargó Jesús y es eso lo que queremos pedirle que nos ayude a cumplirlo.

Nuestra naturaleza está muy herida por el pecado y nos sentimos muy atraídos por la comodidad, por la pereza, por pasarlo bien egoístamente y nos cuesta, por el contrario, fijarnos en el que sufre, y nos complica la vida tratar de servirle. También nos cuesta humillarnos cuando nos creemos mejor que otros. Por todo ello, Señor, sabiendo nuestras debilidades, te pedimos que nos des un corazón humilde y disponible para entregarnos a servir a los más pobres y débiles, y con nuestro testimonio mostrarle el camino para que lleguen a tu encuentro.

Danos Padre la gracia de saber acoger a tus enviados y estar abiertos a su Palabra y ponerla en práctica. Danos la sabiduría y la humildad de estar disponibles y en actitud tanto receptiva como activa para corresponder con el mismo ímpetu y entusiasmo a ser transmisores de esa Palabra con nuestro ejemplo y testimonio. Te pedimos esa gracia, Señor, para corresponder a tus enseñanzas y a tu ejemplo de servicio. Amén.

viernes, 5 de abril de 2019

¿DÓNDE TENGO MI CORAZÓN?

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


Mis ojos pueden estar cerrados y mis oídos tapados cuando mi corazón está endurecido por las apetencias y apegos de este mundo. Y es que hay unos ojos para ver desde el corazón y otros para ver desde el mundo. Un mundo contaminado, llenos de espejismos y aparente hermosuras que nos deleitan en principio para vaciarnos y perdernos después. Esas son las trampas con las que juega el demonio y sus cartas son la carne, nuestras debilidades, y el gozo de las maravillas del mundo.

Y no digo que las cosas creadas por Dios no sean para disfrutarla y gozarlas. Están puestas por Él para el disfrute del hombre. Pero, otra cosa es ponerlas en el centro de nuestras vidas y desplazar a Dios a un lado. Y eso suele pasar cuando arrinconamos a Dios en nuestro corazón y lo dejamos a un lado. Pasan a primer plano las maravillas y placeres del mundo y el gozo de las apetencias carnales.

Y nos olvidamos de los hermanos que lo pasan mal y que sufren por circunstancias ajenas a ellos y por el egoísmos de los demás. Los demás entre los que podemos estar incluidos nosotros. Por eso, pidamos, humildemente y arrepentidos, despojarnos de todo aquello que nos pueda pervertir y contaminar nuestros corazones. Pidamos que la Gracia de Dios nos inunde y nos haga ver las cosas desde la humildad, la sencillez, la fraternidad y el amor fraterno.

Pidamos que nuestros corazones estén abiertos y disponibles para recibir la Gracia del Espíritu Santo y que seamos dóciles a su acción para dejarnos conducir y llevar por los caminos del amor y la fraternidad. Pidamos que nuestra fe, herida y tocada por el pecado, sea perseverante y se fortalezca en el camino y al compartir con los demás. 

Pidamos que, a pesar de nuestras debilidades, tribulaciones, confusiones, tentaciones y peligros que nos acechan y nos salen en nuestros caminos, permanezcamos siempre fieles y confiados en la Palabra y la Misericordia de Dios. Amén.

jueves, 1 de marzo de 2018

DAME, SEÑOR, UN CORAZÓN MISERICORDIOSO

Resultado de imagen de Lc 16,19-31
Me doy cuenta, Señor, que mi corazón atrapado por las cosas del mundo se resiste a darse como Tú me lo pides. Me siento mal y sometido a mis pasiones y pecados capitales. El egoísmo, la avaricia, la ambición y la tentación de vivir para mí sin mirar para el otro están dentro de mi corazón. ¿Cómo liberarme de ellas? Es la lucha de cada día en la que me debato a muerte.

Hoy, escuchando y reflexionando sobre la parábola de este hombre rico y epulón, parábola que he escuchado y leído muchas veces, me siento temeroso de tu Amor. Porque, me da miedo no poder responderte y quedarme en la mediocridad de mi vida. Me experimento esclavo y encadenado a mi cárcel humana y herida por el pecado. Y, como ese rico epulón, pido clemencia para aliviar mi  sed. 

Pero, Señor, no quiero hacerlo cuando ya no tenga tiempo. Quiero hacerlo ahora que mi vida camina todavía por las sendas de la vida, valga la redundancia. Y me anima el saber que me quieres y que tu Misericordia es Infinita. Y que me invitas a escuchar tu Palabra y a no tener miedo, porque Tú, Señor, me acompañas y te compadeces de mi pobreza y esclavitud.

Transforma mi corazón, Señor, en un corazón paciente, desprendido, sensible, disponible a darse y a preocuparse por los demás. Dame esa sabiduría para encontrar el camino de la luz y del amor, y la voluntad para vivirlo como Tú me has enseñado con tu Vida y tu Palabra. Sí, es verdad que todo lo que pueda darte es muy poco. No porque no sea mucho, sino porque no vale nada. 

Pero, Tú, Señor, me conoces y sabes lo que puedo darte, y mi poca generosidad la puedes transformar en abundante generosidad y dar todo lo que de Ti he recibido para dar y compartir. Yo, Señor, quiero estar dispuesto para que Tú hagas en mí el milagro de vivir en el amor. Porque, quiero, Señor, estar contigo cuando me llegue la hora de regresar a Ti. Amén.