Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 20 de agosto de 2016

PALABRAS Y OBRAS




Las palabras van unidas a las obras. Ambas alternan el orden según las circunstancias, pues en algunas ocasiones las palabras anteceden a las obras, y en otras ocurre lo contrario, van detrás, cuando casi ni hacen falta. Obras y palabras se corresponden y donde falte una de las dos, la otra queda desolada o desamparada.

Es verdad que las obras, en muchas ocasiones, hablan por sí mismas, pues ellas solas se bastan para dejar elipticamente a las palabras y claro el testimonio de lo que quieren significar. Sin embargo, necesitan, las obras, darse a conocer y esplicarse bien. Y, sobre todo, llegar a aquellos lugares donde las obras no llegan o donde no se entienden sus actuaciones. 

La coherencia entre palabras y obras se hace necesaria para que el mensaje llegue completo, bien clarificado y se entienda correctamente. Ocurre, a veces, que las obras no se comprenden bien y necesitan ser explicadas. Porque los criterios de este mundo ponen precio a todo, y cuando las obras son gratuitas y se regalan se interpreta como locura, suerte o ganga. Amar exige gratuidad para ser verdadero amor. Sin la gratuidad el amor se torna, se vuelve mentira. Por eso, las palabras necesitan de las obras y viceversa. 

Danos, pues, Señor, la sabiduría de hablar en verdad y justicia. No sólo con la boca, sino también con las manos, el cuerpo y todo  mi ser, para que lo que sale del corazón a través de la boca se transforme en obras con mis manos. En Ti confío, Señor, y a tus Manos me encomiendo, para que mi vida tenga la coherencia de tu Vida. Amén.

viernes, 19 de agosto de 2016

LA PLENITUD ES EL AMOR

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS

No hay que darle muchas vueltas a la Ley. Está clara y tú y yo lo sabemos. Quizás el problema esté en que nos fastidia darle cumplimiento y utilizamos la demagogia para justificarnos. Es decir, nos auto engañamos. Porque amar no es mirar para mí, sino mirar para el otro. Eso fue lo que hizo Jesús. Vino a dar a los demás, no a darse a sí mismo.

Su camino fue un plantearse que necesitabas tú y yo para ser felices. Y eso fue lo que hizo, dar su Vida para que tú y yo fuésemos felices. Ahora, la sorpresa es que la hemos rechazado, o que la miramos con lupa para aceptarla. Es verdad, y Jesús lo sabe, que tenemos una gran dificultad, el pecado. Y nuestra naturaleza humana está tocada y fácilmente vencible por las tentaciones y vicios de este mundo. El principal nuestro egoísmo.

Pero, Jesús, sabía eso, y no nos dejó a la deriva ni solos. Se ha quedado para que, tú y yo, pudiésemos cumplir con ese hermoso y pleno mandato del amor. Empezando, para cumplir el primero, por amar a los que tenemos enfrente. No es que sea este el primero, sino que para cumplir el primero, es decir el Amor a Dios sobre todas las cosas, hay que ejercitarse en el segundo, en el prójimo. 

Sin el primero nos sería imposible encontrar fuerzas para vivir el segundo. Pero el segundo es la prueba de que estamos viviendo y amando a Dios. Por eso, siguiendo la actitud de la reflexión en el Evangelio, hagamos ahora nuestra propia oración, y, si puedes y te atreves, compartela con todos. Gracias, porque ayudarás a encender y fortalecer nuestra fe. Amén.

jueves, 18 de agosto de 2016

GRACIAS, SEÑOR POR INVITARME A TU CASA



No somos conscientes de nuestra suerte ni del Misterio Infinito del Amor de Dios. Un Amor que nos salva a pesar de no merecerlo: Un Amor que nos invita, a pesar de nuestro rechazo, a tener la oportunidad de, revestidos de la Gracia y arrepentidos de nuestros pecados, alcanzar la Misericordia de Dios. No lo sabemos, porque no actuamos en consecuencia ni respondemos a su invitación.

Quedaríamos asombrados de cómo actuamos y respondemos a la invitación que el Señor nos manda si fuésemos capaces de entender. Por eso, sabido que no comprendemos. Y es más, conscientes de que no alcanzamos a comprender, te pedimos, Señor, que nos ilumines y nos des del don de la Gracia de darnos cuenta de lo que hacemos  y valoremos la oportunidad infinita que Tú nos regala por tu Amor.

Gracias, Señor, por esta infinita invitación que no merecemos ni llegamos a comprender en toda su valoración. Arranca de nuestro endurecido corazón la soberbia y el orgullo que nos ciega y nos predispone a rechazarte y a ignorar tu invitación. Abre nuestros ojos a esa barbaridad a punto de cometer contra tu invitación. Perdónanos nuestra ignorancia y osadía altanera de creernos con derecho y merecedores de negarte y rechazarte.

Danos la humildad de abajarnos, de reconocer nuestros pecados, nuestra pequeñez y pobreza,  para que, humillados y postrados ante tu grandeza y Amor, seamos capaces de adorarte y reconocerte Señor y Creador de todo lo visible e invisible. Pero, sobre todo, Padre. Padre bueno que nos salva y que nos quieres. Y que nos haces tus hijos por los méritos de Jesús, tu Verdadero y único Hijo, el Mesías, el enviado, que entregando su Vida, ha rescatado la nuestra para la Gloria Eterna.

Gracias, Padre, dame la sabiduría de rebuscar en el fondo de mi corazón y desenterrar esa hermosa y valiosa invitación al Banquete de tu Hijo Jesús, para que, revestido con la Gracias de tu salvación, asista humildemente y lleno de gratitud al banquete del Cielo prometido. Amén.